Tras unos días de pesca por León tengo que reconocer que, a ver si en Asturias se ponen las pilas. Pescar aquí es una delicia, incluso el día que pescas pocas, al menos las ves escapar por el río. Si no fuera por la licencia interautonómica me pensaría drásticamente no sacar la de Asturias y pasar algún finde de la temporada por diferentes zonas de León. Es cierto que hay unas zonas mejores que otras, pero el bajar un par de horas al río y ver como te entran, ya no a la ninfa, si no a la seca...

Por otro lado, en los tiempos que corren parece impensable que si alguien quiere comprar pluma por su zona, sea necesario ir por casa de los particulares. Seguramente una cooperativa con una tienda física en la que centralizar la venta directa o a tiendas ayudaría mucho al negocio, pues no todo el mundo conoce a los "particulares" o no gusta de ir picando por las casas preguntando si venden pluma.

Yo que quieres que te diga Astur... Tienes toda la razón. Saludos.

Conozco las páginas, pero llámame tiquismiquis, pero en cuanto a pluma y pelo para montar, me gusta verlo en vivo antes de comprarlo.
Lo comentaba porque no es la primera vez que me comentan que cada vez se vende menos pluma y tampoco es la primera que me viene gente preguntando dónde se puede comprar pluma por la zona y una tienda física igual ayudaba, no lo se.

Respecto a que siempre fue una delicia pescar.... si y no. Recuerdo años de pasar dos o tres horas vareando por el río y antes de eso pescando a pluma y sentir de vez en cuando alguna, y en Julio, casi ninguna pasaba de los 21 reglamentarios de aquella época. Era una delicia la facilidad de los ríos, abiertos y sin excesiva maleza, con auténticas autopistas por sus orillas.

La delicia ahora viene de que se pesca, bien o mal, pero se ven peces.
También veo muchos a los que les molesta mucho ver peces y no poder llevárselos, mucho pescador y pocos aficionadas a la pesca, aunque también he de reconocer que algunos acaban reconvirtiéndose y cada año sigo viendo a más por el río, no como los dos primeros años de la nueva ley.

Lo que no cambia es el típico paisano que baja a la hora mágica, casi sin luz, a ver si logra picar alguna. El otro día sin ir más lejos había uno a pluma entre unos arbustos en una tabla, ni botas, ni nada, caña y aparejo y punto. Cuando acabé de vestirme, me quedé mirando como pescaba y me acerqué a preguntarles que que tal se daba. Oye, que casualidad, fue darse cuenta que estaba allí y ya ni volvió a lanzar cogió y marcho pol puente pa casa, ¿sospechoso?

En fin, para todos aquellos que promovían el turismo de pesca y los beneficios de este, ahora si que tienen una oportunidad de lograr algo.