Me gusta este artículo porque recuerda tiempos pasados, tiempos de esa historia de los ríos de nuestro León.

Barqueros y pescadores de garrafa, de trasmallo de relumbreras, de tiradera o garrafa, que nunca lograron acabar con los peces del río.

Hoy los ríos, aparte de lo que ha recordado Rubén, se han convertido en basureros donde va a parar todo, las piedras están sucias y grasientas y se resbala con facilidad, antes las aguas invitaban a zambullirse, los caminos y senderos de nuestras riberas se llenan de maleza, nadie las limpia y las mimbres, zarzas y hierbajos los invaden todo, están llenos de plásticos, latas, cristales.

El hombre es un depredador que acabará con todo y que no cuida lo que tiene, no es capaz de conservar lo que le da el placer de acercarse a la naturaleza, de pescar sus truchas, de mantener sus aguas limpias.

No sé si cambiaremos algún día o continuará el desastre.

Recuerdo también hace bastantes años cuando nos acercábamos a Secos del Porma, a pescar el Coto hoy del condado II, pero antaño de Puente Villarente; no había puente por debajo de esa gran tablada como ahora donde está el azud. Nos pasaba el río el barquero que allí había y era una experiencia que nos sorprendía y gustaba, ver con que facilidad aquella plataforma guiada por un cable nos transportaba a la otra orilla.

Había barqueros en varios lugares, recuerdo el del río Orbigo por debajo de Veguellina donde se formaba un pozo llamado “el pozo del barquero”, hace poco me enviaba Josines unas fotografías de aquellos años por esos lares.

Raro era el río, ante la falta de puentes suficientes que no tuviese su barquero, y en alguno en este caso del Sil en Galicia por debajo del Barco Valdeorras donde íbamos a pescar, alguna barca que amablemente nos trasladaba a la orilla contraria, la primera vez que pase con otros dos amigos el río en ese lugar, manejaba la barca un chaval de pocos años y ni que decir tiene que creíamos que no lo lograría y caeríamos al pozo mas abajo que no dejábamos de mirar; recompensábamos esta “hazaña” como mejor podíamos con unas monedas, pero la fuerza y destreza que tenía el mozo era algo que nunca hubiésemos creído sino fuese por que lo habíamos sentido y visto nosotros mismos.

En fin quedan los recuerdos de aquellos “Viejos oficios”, de aquellos años que ya no volverán, el desarrollo en muchas actividades ha dado riqueza, pero también ha terminado con parte de lo que teníamos.

Malos tiempos se avecinan, para nuestros ríos, que no remontarán sin una verdadera política de gestión de sus aguas, de sus riberas y de un cuidado exhaustivo de sus poblaciones.

Esperemos que en la conciencia de muchos, caigan en la cuenta de que sin ríos…..no hay nada y nuestra forma de diversión, donde nos encontramos con la naturaleza se irá al garete, ¿estamos a tiempo? de que cambie algo, o nos hundimos en el lodazal y la contaminación y en el desierto de ríos sin truchas.

Eso es lo que me hace recordar y sentir con nostalgia aquellos años.

Fotografías de Veguellina de Orbigo, la 1ª, 2ª y 3ª 
4ª fotografía de la tabla y casa del Barquero en Secos del Porma.
5ª fotografía con más detalle

Saludos