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MARTES, 24-MARZO-2009

ESTUDIO SOBRE EL CUIDADO, MANTENIMIENTO Y CONTROL DE LOS RÍOS
Excelente estudio sobre el cuidado, mantenimiento y control de los ríos. Gran aporte de nuestro forero Iván, al que por supuesto doy más que las gracias. Larga pero productiva y más que recomendada lectura. Como el mismo expuso en el foro, "Esto se lo tenia que leer la jcyl, algún ingeniero".

PLANES DE ORDENACIÓN PISCÍCOLA (POP)

La ordenación del recurso pesca en las aguas continentales la definimos como la organización técnico-administrativa de las distintas masas de agua para su aprovechamiento ordenado (Diego García de Jalón,1994), fijando dos criterios básicos:
  • Mantenimiento de las diferentes especies de fauna que, como tales recursos, el medio acuático ofrece.
  • Respeto a otros recursos naturales que el medio acuático mantiene.
Un plan de ordenación piscícola no difiere de cualquier otro plan de ordenación de recursos naturales, por lo tanto en su inicio consta de los mismos apartados: Introducción, Antecedentes, Objetivos Principales y Justificación, Estado Legal, Estado Socioeconómico y Estado Natural. Llegados a este punto, es donde nosotros marcamos las diferencias ya que planteamos un modelo piramidal de complejidad, tratando de reflejar en la medida de lo posible los factores que entran en juego, para simplificar al máximo el modelo de partida.

Evaluación del hábitat: INVENTARIO DE HÁBITAT

En nuestros trabajos partimos siempre de una evaluación del hábitat fluvial conformado por el propio río, ya que lo consideramos como un paso primordial en la planificación de un programa de restauración encaminado a la mejora de la pesca. Esta evaluación ayuda en la identificación de deficiencias del hábitat, nos permite la comparación entre distintos ríos, facilita el diseño de medidas de rehabilitación, estandariza métodos para evaluar las mejoras logradas y fija condiciones previas a las actuaciones.

Los factores morfológicos relacionados con la producción piscícola que nosotros inventariamos son los siguientes:
  • Existencia de zonas de refugio y alimentación.
  • Disponibilidad de alimento.
  • Existencia de zonas de freza.
  • Disponibilidad de agua (caudal circulante) y su calidad.
  • Relación rápidos-remansos.
  • Erosión de orillas y de fondo.
De una forma más específica, los puntos que incluimos en nuestras fichas de campo son:
  • Hidrología: Altura del cauce, altura máxima, anchura máxima y mínima.
  • Hábitat: Remanso, tabla, corriente fina, rápido...
  • Velocidades.
  • Profundidades.
  • Substrato: lodo/fango, arena, grava...
  • Terrenos colindantes: uso del territorio.
  • Márgenes y cauce: Basura, erosiones, vegetación ripícola...
  • Calidad del agua.
  • Análisis del agua: pH, oxígeno, temperatura...
  • Impactos al medio fluvial: obstáculos, molinos, captaciones de agua, escombros, efluentes, pistas,...
  • Indicadores sociológicos: viviendas ribereñas, guardas, pescadores, paseantes,...
  • Indicadores biológicos.
  • Frezaderos salmónidos.
  • Observaciones y notas: toma de fotografías, comentario de muestras,...
Evaluación de las poblaciones piscícolas: INVENTARIO PISCÍCOLA.

El siguiente paso es conocer el estado de las poblaciones objeto de ordenación. Para ello necesitamos realizar un muestreo de dicha población.
Para este objetivo se puede definir la población como un conjunto de individuos de una misma especie que viven en un espacio continuo. Cada individuo de la población puede ser definido por una biomasa, con la que contribuye a la biomasa total de la población. Pero esta contribución individual tiene lugar solamente hasta que el individuo desaparece (concepto de mortalidad) y además su biomasa no permanece constante a lo largo del tiempo sino que generalmente aumenta (concepto de crecimiento).

Método de Inventariación Empleado:

Como método de captura empleado para realizar el inventario se ha empleado la pesca eléctrica. Este método es elegido por su facilidad y sencillez de empleo y por la eficiencia demostrada en condiciones normales en ríos de este tipo en trabajos precedentes.
La base física en la que se sustenta el método de la pesca eléctrica, sin entrar en una descripción más detallada, es que los peces presentan una resistividad eléctrica menor que el agua, por lo que la corriente eléctrica fluye a través de ellos preferentemente, generándose una diferencia de potencial entre sus dos extremos. Si en una masa de agua se crea un campo eléctrico, los peces, al hallarse dentro del campo eléctrico efectivo que se forma entre los dos extremos de su cuerpo, experimentan, primero, una natación forzada hacia el electrodo denominada galvanotaxia, y en las proximidades de éste un aturdimiento y pérdida de sentido denominado galvanonarcosis o electronarcosis. En el momento de galvanonarcosis o electronarcosis los peces pueden ser fácilmente recogidos por medio de sacadoras sin que éstos se vean afectados en sus constantes vitales.
Después de sacar los peces del río se depositan en un recipiente con tranquilizante 2-Phenoxietanol para facilitar las operaciones de medida y pesado.

Posteriormente se realiza un tratamiento de los datos obtenidos para llegar a fijar los siguientes resultados:
  • Clasificación taxonómica de especies capturadas.
  • Asignación de edades y estructura de la población en clases de edad.
  • Longitudes y pesos medios: relación longitud-peso.
  • Estimación de densidades y biomasas.
  • Determinación del crecimiento.
  • Determinación de la mortalidad.
  • Cálculo de la productividad del río y de la producción piscícola.
  • Diagnostico y conclusiones.
Ordenación del aprovechamiento: PLAN DE ORDENACIÓN PISCÍCOLA (POP):

La ordenación de la pesca se refiere a la planificación y regulación del aprovechamiento de la pesca fluvial bajo la premisa de la conservación de dicho recurso. Esta ordenación entraña una toma de decisiones tales como número de capturas autorizadas por pescador y día, tamaño mínimo de las piezas a extraer, número de pescadores, épocas de veda, acotados, etc., que deben realizarse en función de las demandas de la sociedad y sobre todo en función de las potencialidades y limitaciones que el ecosistema fluvial ofrezca (GARCIA DE JALÓN et al., 1993).

La pesca es un recurso escaso y renovable, cuya ordenación se regirá por los mismos principios que el resto de las ordenaciones forestales: conservación del recurso en el tiempo y en el espacio, "renta" o producción (de peces pescables) constante en el tiempo y máxima producción (de peces pescables), (RIESCO MUÑOZ & AMURRIO ORDOÑEZ. 1995).

En nuestros proyectos de ordenación piscícola, para la elaboración de las directrices de lo que supondrá la ordenación de la pesca, se sigue el esquema fijado en los artículos 64 y siguientes del Reglamento de ordenación de la pesca fluvial y de los ecosistemas acuáticos continentales aprobado por medio del Decreto 130/1997. En el citado reglamento se divide la ordenación de la pesca en el plan de ordenación de recursos piscícolas y en el plan de gestión de recursos piscícolas.

En el plan de ordenación de recursos piscícolas están contemplados como puntos fundamentales, a parte de los ya incluidos en los puntos precedentes de la memoria del presente proyecto, las directrices de gestión del recurso piscícola a ordenar y el período de vigencia. Este plan de ordenación de recursos piscícolas sería asimilable, en lo que se refiere a las ordenaciones forestales, al plan general. En el plan general se incluyen aquellos aspectos del plan de ordenación que son menos variables en el tiempo. Hay que tener en cuenta que los periodos de vigencia tanto del plan general como del plan especial en el caso de las ordenaciones piscícolas, son mucho menores que en el caso de los períodos de vigencia de dichos planes en las típicas ordenaciones de montes.

El plan de gestión de recursos piscícolas contempla las actuaciones de fomento que fijarán las medidas de protección, conservación, mantenimiento y mejora de las poblaciones piscícolas y de su hábitat. También contempla el seguimiento de dichas poblaciones, los sistemas de vigilancia del grado de ajuste al plan de ordenación y el periodo de vigencia. Además también se incluyen en el plan de gestión de recursos piscícolas los aspectos de la ordenación de la pesca que son susceptibles de mayores variaciones en cortos períodos de tiempo. El plan de gestión de recursos piscícolas seria asimilable, en lo que se refiere a ordenaciones forestales, al plan especial y la duración de éste es menor que la del plan general.

PLAN DE ORDENACIÓN DE RECURSOS PISCÍCOLAS

a).- INTRODUCCIÓN:

El plan de ordenación de recursos piscícolas ó plan general tiene como objetivos fijar las directrices de gestión en el coto de pesca. El plan general sólo marcará las directrices de gestión más generales, ya que la mayoría de las medidas de gestión a adoptar deben ser revisadas con un período de tiempo menor al de la duración del plan de ordenación. El plan general de ordenación ha de evitar establecer normas rígidas, y prever su modificación en determinadas condiciones peculiares, así como su renovación ante la evolución de las características del recurso piscícola a ordenar (GARCÍA DE JALÓN et al, 1993). Por ello la mayoría de las medidas de gestión a adoptar se concretarán en el plan de gestión de recursos piscícolas. Las ordenaciones piscícolas deben tener un período de vigencia reducido, ya que, hoy en día los cambios en las pesquerías continentales se producen en cuestión de muy poco tiempo, y ejemplos claros de ello son los grandes cambios originados por el hombre en masas acuáticas (contaminaciones, dragados, canalizaciones, embalses, trasvases, etc.) o simplemente mediante la introducción de nuevas especies.

b).- FIJACIÓN DE UNIDADES O TRAMOS DE PESCA:

La ordenación de la pesca se estructura básicamente en la delimitación de unas "zonas acotadas" que exigen un permiso especial de pesca, de unos "tramos libres" y de unas "zonas vedadas" a la pesca para su protección (GARCÍA DE JALÓN et al., 1993). Dentro de un tramo de pesca se puede hacer una diferenciación en varias zonas con características de hábitat y de poblaciones piscícolas diferenciadas, en las que puede ser aconsejable llevar a cabo diferentes medidas de gestión de la pesca fluvial.

c).- ELECCIÓN DE ESPECIE O ESPECIES PRINCIPALES:

La determinación de la especie o especies principales del coto es uno de los puntos fundamentales de la ordenación de la pesca. A la hora de fijar la especie de aprovechamiento prioritario en un determinado coto, es decir aquella que será "titular" del coto se deben tener en cuenta consideraciones de tres tipos (GARCÍA DE JALÓN, GUIDO SCHMIDT et al., 1995):
- En primer lugar, de orden biológico; deben existir poblaciones de dicha especie en el coto en cuestión, ya sea de forma natural o introducidas, de una estructura tal que permitan su explotación sin poner en peligro la continuidad de las mismas.
- En segundo lugar, de orden social; debe existir demanda suficiente de pesca de esa especie para que se justifique su declaración como especie de aprovechamiento prioritario así como la existencia de demanda del coto económicamente hablando.
- En tercer y último lugar, de orden legal; la captura de la especie en cuestión debe estar autorizada por la legislación vigente.

d).- TALLA MÍNIMA DE CAPTURA:

En la gestión de la pesca fluvial se tiende a fijar unas dimensiones mínimas de captura de las especies piscícolas generalizadas a grandes zonas. Sin embargo en una misma región o zona puede haber poblaciones con grandes crecimientos (en aguas duras o más cálidas) y otras de menor crecimiento (en aguas blandas o más frías), y obviamente la talla mínima admisible de los individuos pescables ha de ser diferente (GARCÍA DE JALÓN et al, 1993).

La fijación de la talla mínima de los individuos pescables ha de estar relacionada con el tamaño y la estructura actual de las poblaciones de la especie pescable y el de su tamaño y estructura potencial. Si la población está por debajo de su máximo, y/o desequilibrada, podrá emplearse la regulación de la talla mínima pescable como un instrumento de regularización de esa población (GARCÍA DE JALÓN, GUIDO SCHMIDT et al, 1995).

Existen varios estudios que determinan el momento en el que las truchas realizan su primer desove. En Asturias, Braña Vigil (1988) en su estudio de la cuenca norte del Narcea, determinó que la mayoría de las truchas realizaban su primer desove cuando pertenecían a la clase de edad 2+, es decir individuos hace más de dos años y menos de tres años que han eclosionado. Lobón-Cerviá determinó en los ríos de Soria, que las truchas alcanzaban la madurez sexual en la clase de edad 2+. En otros países europeos la edad de madurez sexual es igual o incluso superior (Escocia 2+ y 3+, Noruega 3+, Irlanda 2+). En definitiva, las truchas raramente son maduras sexualmente en la clase de edad 1+. Por lo tanto resulta claro que el mejor momento para iniciar la captura de la trucha es entre su 3° y su 4° año de vida (clase de edad 3+), (CABALLERO JAVIERRE P., 1991).

Ejemplo:

En las poblaciones de trucha del coto de pesca de "O Porriño-Mos" las truchas de la clase de edad 3+ tienen una longitud media de 188,0 mm y el rango de longitudes incluidas en esta clase de edad va desde los 185 a los 219 mm. Por lo tanto se podrían extraer truchas del río a partir de 185 mm. Actualmente la talla mínima de captura de truchas fijada para toda Galicia es de 190 mm, con lo que se considera aconsejable que se mantenga dicha talla mínima de captura en el coto de "O Porriño-Mos".
Por lo tanto la talla mínima de captura admisible en el coto de "O Porriño-Mos" queda fijada en 190 mm.

e).- VIGILANCIA Y GUARDERÍA DEL COTO:

Debido a la vulnerabilidad del sistema fluvial, fácilmente alterable y en muchos casos por negligencia y falta de respeto hacia este medio, se hace necesaria una vigilancia y guardería del coto de pesca adecuada con el fin de una correcta gestión del coto que permita cumplir los objetivos de la ordenación piscícola. Durante las épocas en las que no esté permitida la pesca en el coto deberán existir frecuentemente efectivos de la guardería de ríos. Esta presencia en las épocas en la que no está permitida la pesca tiene varios objetivos: por una parte es una vigilancia directa sobre diferentes aspectos como pueden ser la presencia de furtivos, vertidos al cauce, modificación de la vegetación de ribera, etc.; y por otra parte esta presencia supone una vigilancia disuasoria sobre posibles infractores.

En las épocas en las que la temporada permanezca abierta los guardas deberán frecuentar el coto, pidiendo a los pescadores que les muestren el permiso diario de pesca que deben poseer, revisando el número y las dimensiones de las capturas realizadas y efectuando, en momentos puntuales si se estima necesario, algún tipo de encuestas a los pescadores.

Para el establecimiento del calendario y del horario para la vigilancia del río se deberán tener en cuenta los siguientes puntos (GARCÍA DE JALÓN, GUIDO SCHMIDT et al, 1995):

  • Las costumbres de la poblaciones ribereñas y del furtivismo a lo largo del año. En especial habrá que extremar la vigilancia en los periodos de freza de los salmónidos (otoño-invierno) y tener en cuenta las artes de pesca empleadas por los furtivos de la zona, ya que sirven de indicativo en algunos casos sobre la hora y la forma de actuación.
  • Dentro del periodo hábil de pesca se extremará la vigilancia durante las eclosiones de macroinvertebrados acuáticos (efemerópteros, tricópteros, plecópteros y dípteros principalmente).
  • Habrá que tener en cuenta los hábitos de los pescadores según los diferentes días de la semana y los días en los que, a lo largo de la semana y dentro de la temporada de pesca, esté permitida o no la pesca en el coto.

Por otra parte, tanto cuando la temporada de pesca permanezca abierta o ésta permanezca cerrada, la guardería deberá cumplir una función de control del hábitat. Es decir, deberán vigilar diversos aspectos del coto como vertidos incontrolados en el agua del río, cortas de la vegetación de ribera y cualquier otro factor que pueda afectara las poblaciones piscícolas o a su medio.
Otro aspecto relacionado con la vigilancia del coto es el seguimiento de la pesca. Mediante el seguimiento de la pesca se pretende un mejor conocimiento del usuario del recurso a gestionar y un control sobre las capturas realizadas, que puede llegar a ser de gran ayuda para la futura gestión del coto. No parece muy adecuado que la guardería se dedique a la realización de encuestas como norma habitual, ya que el número de guardas es un factor limitante, y deben dedicarse a otras labores.

Ejemplo:

Se considera que, para cotos con características análogas al de "O Porriño-Mos", deberá de haber como mínimo una pareja de la guardas por cada dos cotos de pesca, (A.E.M.S., 1999) lo que supone para cada coto, en este caso el coto de "O Porriño-Mos", habría un guarda, o bien que una pareja pueda estar media jornada en cada uno de los cotos. De esta manera se aseguraría la posibilidad de una presencia relativamente frecuente de los guardas en el coto, y una con ello una vigilancia suficientemente efectiva.

Para una buena gestión de cualquier coto de pesca es imprescindible conocer algunos aspectos de la práctica de la pesca en el mismo como pueden ser: número de capturas totales por permiso diario, número de capturas por unidad de tiempo, duración media de la jornada de pesca, modalidad de pesca utilizada, dimensiones de las capturas, horarios de pesca, etc., y con la mayor precisión posible. Para llegar a un mejor control del ejercicio de la pesca en el coto se propone la utilización de los partes de capturas. En estos partes se describe, al finalizar la jornada de pesca, lo acontecido en dicha jornada de pesca, incluyendo además todos los parámetros mencionados anteriormente. Los partes de captura constituyen un instrumento de gestión de gran validez, ya que caracterizan la práctica de la pesca en el tramo a gestionar, permitiendo un mejor conocimiento de las preferencias de los usuarios y corrigiendo algunas deficiencias inherentes a las encuestas. Existe en España un precedente en la utilización de los partes de captura en la Comunidad Foral de Navarra, con resultados relativamente satisfactorios.

Los partes de captura son unos impresos, que se diseñarán pertinentemente, en los que se debe rellenar información referente al ejercicio de la pesca que pueden ayudar al conocimiento de la misma y facilitar las futuras tareas de gestión del coto. Estos partes serán entregados a cada pescador en el momento de la retirada del permiso diario de pesca, tras haberle sido éste concedido. Acompañando al parte de captura se adjuntará un sobre numerado y prefranqueado con la dirección pertinente impresa. Con el fin de obtener un mayor porcentaje de respuestas de los partes de captura, la cumplimentación y envío de los mismos se debe considerar como obligatoria. De esta manera en el momento de la retirada del permiso se anotará el nombre del pescador y el número de sobre e impreso que se le entrega para su cumplimentación. Si no se recibiera la respuesta en las tres semanas posteriores al día de la pesca, dicho pescador no podrá obtener más permisos diarios para el coto de pesca en cuestión durante esa temporada de pesca. Por otra parte resultaría positivo que, una vez obtenidos los resultados de las encuestas realizadas, los pescadores pudieran conocerlas. Esto aumentaría la motivación de los pescadores a cumplimentar y enviar los partes ya que se verían reflejados como parte activa de la gestión del coto de pesca y aumentaría su interés en dicha gestión.

Otro aspecto relacionado con la vigilancia y guardería del coto es el que se refiere a la señalización. Mediante la señalización deberá quedar claro, en cada tramo, cual es la figura de gestión que se aplica. Deberán existir carteles indicadores en ambas orillas del río en los puntos de inicio y final de los tramos acotados, vedado, etc. Así mismo dentro de cada tramo de gestión y, en cada camino o pista que cruce al río, deberá existir la señalización pertinente a ambos lados del puente y visible desde las dos orillas del río. Además deberá incluirse señalización en los puntos medios de los diferentes tramos que se consideren como significativos. Los carteles indicadores que se utilizarán serán del tipo de los utilizados habitualmente por la Consellería de Medio Ambiente a estos efectos.

PLAN DE GESTIÓN DE RECURSOS PISCÍCOLAS

a).- INTRODUCCIÓN:

El plan de gestión de recursos piscícolas ó plan especial fija las directrices de gestión de los aspectos más variables en el tiempo. Es decir, contempla las medidas de gestión que deben ser revisadas y si fuese necesario modificadas en un período de tiempo menor al de la duración del plan general. El plan especial aglutina la mayoría de las directrices de gestión del coto que repercutirán directamente en el ejercicio de la pesca en el mismo.

Las revisiones de los planes de ordenación (planes de gestión de recursos piscícolas) son los documentos por los cuales cada dos a cinco años se revisa la marcha del plan de ordenación (GARCÍA DE JALÓN et al.,1993). De esta manera el plan de gestión de recursos piscícolas deberá de ser revisado cada dos años, que es el período de tiempo que se estima como suficiente para que determinados aspectos sobre los que actúa el plan especial cambien y con ello deban cambiar las directrices de gestión. Esto supone que en cada plan general o plan de ordenación de recursos piscícolas habría como mínimo 2 planes especiales o planes de gestión de recursos piscícolas. A pesar de que, en principio se fija la duración del plan especial en dos años, si mediante la vigilancia del grado de ajuste de la ordenación se observa un desajuste acusado de alguno de los parámetros a ordenar, habría que acometer la realización de un nuevo plan de gestión de recursos piscícolas antes del período de tiempo fijado. De todas maneras esto parece bastante improbable debido a que la duración de los planes de gestión propuestos ya es suficientemente reducida.

b).- RÉGIMEN DE APROVECHAMIENTO DE LOS TRAMOS:

El régimen de aprovechamiento de cada uno de los tramos de pesca fijará principalmente el número de permisos de pesca diarios a conceder en el coto de pesca, el cupo ó número máximo de truchas pescables por permiso de pesca diario, como se reparten los permisos diarios a lo largo de la temporada de pesca y cuales son las técnicas de pesca autorizadas. Cada uno de estos puntos ha de especificarse para cada tramo de pesca.

Ejemplo:

En toda la extensión del coto de pesca “O Porriño-Mos”, no encontramos población suficiente como para someterlo a aprovechamiento. Por lo tanto para el coto de pesca “O Porriño-Mos”, planteamos su veda, es decir, que mientras se mantenga esta figura de gestión no se permitirá bajo ningún concepto el ejercicio de la pesca en todo su dominio.
Visto que nuestro principal problema es la falta de individuos con talla legal pescable, y que la población está muy rejuvenecida, se propone el régimen de vedado por un tiempo máximo de 2 años. Transcurridos los mismos, se realizarán nuevos inventarios piscícolas que nos pondrán de manifiesto el estado de la población tras la época de veda.
Esta decisión tiene además otro fundamento relativamente ajeno al estado de las poblaciones de trucha, como es la realización de las obras del colector de aguas residuales, el cual transcurre en muchas ocasiones paralelo al cauce y cruzándolo en numerosos puntos (la recuperación de los cruces se tratará más adelante). Dichas obras está previsto que finalicen a finales del 2003.

b1).- Posibilidad actual y presión de pescadores admisible:

La posibilidad actual de pesca es la cantidad de individuos de la población piscícola que se pueden extraer anualmente sin perjudicar a dicha población y se calcula a partir de los estudios de la comunidad piscícola existente. De cualquier forma debido a la variabilidad del tamaño de las poblaciones piscícolas, la determinación de la capacidad potencial de un tramo entra en el campo de las predicciones y parece lógico elaborar planes a corto plazo (en este caso dos años) e ir modificando las decisiones a tomar en función de los resultados que se vayan observando.

Tras la determinación de la posibilidad actual se determina la presión de pescadores admisible. Es relevante el hecho de que existe una demanda pesquera determinada, en calidad, cantidad o modalidad que orientará como se han de repartir el número de truchas pescables a lo largo de un año.

La determinación de la presión pesquera admisible debe fijar como se distribuye el volumen de capturas, asignando un número de capturas por pescador y día, y en consecuencia, el número de jornadas de pesca que se pueden ofertar anualmente en el coto.

Puede variar el conocer la eficiencia de los pescadores. Las encuestas de pesca orientarán sobre el nivel de eficiencia de los pescadores. Si éste es medio pueden ofertarse más jornadas de pesca (o aumentar el cupo máximo por jornada) pues se sabe que casi todos los pescadores van a dejar algo de su cupo sin pescar, y ese "sobrante" se puede ofertar (GARCÍA DE JALÓN, GUIDO SCHMIDT et al., 1995).

Otro valor que es necesario fijar es el cupo máximo de truchas diarias permitidas a extraer por permiso. Actualmente este cupo esta fijado en 15 truchas por pescador y día. Teniendo en cuenta el cupo máximo por permiso diario vigente en la actualidad y la media de las piezas obtenidas los últimos años, queda reflejada la poca eficiencia en general por parte de los pescadores durante el ejercicio de la pesca. Esta baja eficiencia permitirá que se fije un cupo de capturas por permiso diario superior al de las que realmente corresponden a cada permiso; para favorecer a los pescadores eficientes en equilibrio con los menos eficientes. Además hay que tener en cuenta que una medida de gestión adecuada es hacer converger los valores de cesta del pescador reales con la del cupo ofertado, ya que no conviene establecer un cupo de pesca inalcanzable, pues psicológicamente causa insatisfacción al pescador. (GARCÍA DE JALÓN et al.. 1993).

Ejemplo:

Según todo lo argumentado previsiblemente se fijará el cupo máximo de capturas para el coto de pesca de "O Porriño-Mos" en 5 truchas por permiso diario, ya que es una cifra que en caso de que se produzca en algún caso la pesca del cupo máximo permitido no seria excesivamente perjudicial para la planificación realizada. Además los pescadores que obtengan un número de capturas similar al de la cesta media considerada (1,8 truchas) podrán verse relativamente satisfechos al no quedarse muy alejados del cupo máximo de capturas permitido.
Actualmente en el coto de pesca “O Porriño-Mos” son días hábiles para la pesca los Miércoles, Sábados, Domingos y Festivos con 12 cañas por día de pesca. Este cupo de cañas nos parece excesivo y esperamos que a la vista de los resultados de los futuros inventarios se vea reducido quedando entorno a 6-8 cañas/día.

b2).- Determinación de las técnicas de pesca a emplear:

Ejemplo 1:

En el coto de pesca de "O Porriño-Mos" solamente estará permitida la pesca con caña y sólo estará autorizada por cada pescador una caña y una sacadera ó lazo como elemento auxiliar, según lo establecido en el articulo 51 del Reglamento de ordenación de la pesca fluvial y de los ecosistemas acuáticos continentales. En lo que se refiere a los cebos utilizables, se podrán utilizar cebos naturales y artificiales. Los cebos artificiales autorizados son la mosca artificial, cucharilla, peces artificiales y semejantes. Los cebos naturales autorizados son todos excepto cualquier tipo de tipo de huevos de peces y el pez natural vivo, muerto o en trozos.

En lo que respecta a las artes o técnicas de pesca con caña, a continuación se hace un acercamiento a cada una de las más utilizadas en Galicia:

    • Lanzado: consiste en lanzar, mediante carrete adecuado, algún tipo de señuelo o cebo adecuado imprimiéndole movimiento durante la recuperación del carrete (el más utilizado es la cucharilla ondulante o giratoria).
    • A fondo: consiste en disponer el cebo en el fondo de las aguas mediante diferentes técnicas. Se usa con cebo natural y con cebo artificial.
    • Con flotador: consiste en mantener el cebo en la columna de agua mediante un flotador y equilibrándolo con la plomada (cebos natural y artificial).
    • A mosca: se trata de un señuelo artificial en forma de mosca que es lanzado reiteradamente con aparejos y sedales especiales.

Para la determinación de las artes de pesca fluvial autorizadas en un determinado tramo río se deben tener en cuenta varios aspectos (GARCÍA DE JALÓN, GUIDO SCHMIDT et al., 1995):

    • Si el colectivo de pescadores practica exclusivamente un tipo de modalidad por arraigo o por desconocimiento de otras que serían viables.
    • Si las características físicas del tramo no admiten determinadas técnicas de pesca.
    • Si en el tramo se pretende pescar unas determinada talla o tallas y existen técnicas, o variantes de las mismas, que pueden dañar a las tallas no pescables o ser muy selectivas respecto a ellas.

Ejemplo 2:

En lo que se refiere al arraigo en los pescadores habituales del coto de "O Porriño-Mos" de determinadas técnicas de pesca, el cebo utilizado más habitualmente es el cebo natural y en menor medida la cucharilla. Por lo tanto queda descartada cualquier medida de gestión que prohíba la pesca con cebo natural, ya que es el tipo de cebo utilizado por más del 70 % de los pescadores, y que limite la pesca con cucharilla ya que cerca del 25 % de los pescadores utilizan esta modalidad de pesca.

En cuanto a las características del tramo, no sería recomendable la práctica de la pesca a mosca, ya que el río Louro es en general, un río estrecho y con ramosidad abundante, que dificultaría dicha modalidad de pesca. De todas maneras esta modalidad de pesca no queda prohibida en el coto de "O Porriño-Mos" pero no es la más recomendable debido a las características físicas de éste.

El aspecto más crítico a considerar es la existencia de determinadas técnicas de pesca, o variantes de una misma técnica, que pueden dañar a los individuos de las poblaciones piscícolas con talla menor a la mínima permitida (19 cm en "O Porriño-Mos"). Según ALONSO MARTÍNEZ (1999) la mortalidad de las truchas devueltas al agua varía en gran medida según el tipo de cebo y el tipo de anzuelo utilizado. Los tipos de cebos evaluados son el cebo natural, la mosca artificial y otros señuelos artificiales. Las variantes de anzuelos evaluadas son anzuelos provistos o no de arponcillo ó muerte.

Una elevada mortalidad de las truchas devueltas al agua hace que la imposición de una medida de gestión como supone la fijación de una talla mínima de captura, no tenga mucho sentido. Por lo tanto, observando datos de la tabla anterior, se deben fijar unas medidas de gestión concretas para intentar reducir la mortalidad de las truchas devueltas, sobre todo en las técnicas de pesca que utilizan cebo natural.

Una buena medida de gestión, muy adecuada a tenor de los datos de la tabla anterior, sería la prohibición de utilizar anzuelos con arponcillo. Esta medida sería muy positiva para la buena gestión de las poblaciones piscícolas pero seguramente no sería del agrado de los pescadores de la zona, ya que los anzuelos clásicos son con arponcillo y tendrían que renovar su material de pesca. Además los anzuelos sin arponcillo hacen que sea más difícil obtener piezas en el ejercicio de la pesca, al soltarse éstas del anzuelo con mayor facilidad en el momento de sacarlas del agua. En lo que se refiere al tipo de cebo, con cebo natural la mortalidad de las truchas es más elevada, ya que el cebo natural es deglutido hasta el interior del tubo digestivo de las truchas, produciendo el anzuelo heridas más graves que los señuelos artificiales que normalmente sólo afectan a la zona de la boca. Por lo tanto habría que adoptar alguna medida de gestión que impidiese a las truchas de menor tamaño (en principio inferiores a 19 cm) tragar los cebos naturales.

Por lo tanto se considera aconsejable limitar las dimensiones mínimas de los anzuelos utilizados en las diferentes modalidades de pesca con cebo natural, con el fin de que los peces de menores dimensiones no se vean atraídos por el cebo, y reducir así la mortalidad de las truchas de menor dimensión devueltas al agua. Así queda prohibido el uso de anzuelos con dimensiones inferiores a las de los anzuelos conocidos habitualmente como número 5, que se estima que tienen un tamaño suficientemente grande como para que las truchas de menor edad y por tanto de menores dimensiones no sean atraídas por ellos.

b3).- Calendarios de pesca:

El calendario de pesca ha de repartir los cupos diarios de pesca disponibles anualmente a lo largo de la temporada de pesca, determinando los días en los que está permitida y los horarios hábiles para el ejercicio de la misma. También hay que estimar cuantos pescadores pueden estar pescando a la vez en el coto de pesca sin que se estorben entre si o puedan perder la sensación de aislamiento y tranquilidad inherente a la pesca.

El calendario de los días de pesca hábiles se refiere a como repartir los permisos diarios de pesca disponibles anualmente, a lo largo de la temporada de pesca.

Ejemplo:

Según los datos obtenidos del estudio socioeconómico se pueden observar unas conductas sobre la ocupación del coto, definiendo ocupación del coto como proporción de permisos diarios de pesca solicitados y utilizados con respecto al total de los disponibles. Por una parte se observa que a medida que avanza la temporada de pesca, desciende la ocupación del coto. Es decir que en los meses de julio y agosto la ocupación del coto es mucho menor que en los meses del inicio de la temporada que suelen ser marzo y abril. Otro dato interesante es el que se refiere a la variación de la ocupación en función del día de la semana. Así en los fines de semana (sábados y domingos) y días festivos la ocupación es bastante más alta que durante los días laborables.

Como ya se dijo anteriormente, los 12 permisos diarios que tiene el coto se consideran excesivos, aún cuando se levante la veda y las poblaciones mejoren. Nuestra intención es que se reduzca al nivel de 6-8 permisos diarios y con limitación espacial, es decir, se distribuirá el coto en 6-8 sectores para que unos pescadores no se estorben a otros.

En lo que se refiere a los horarios de pesca en los días en que ésta esté permitida, el coto de "O Porriño-Mos" se regirá por los horarios fijados por medio de las órdenes que anualmente emite la Consellería de Medio Ambiente.

Siguiendo los criterios de distribución de los permisos explicados, la temporada de pesca en el coto de "O Porriño-Mos" durará aproximadamente 3 meses; se iniciará el mismo día que el resto de la pesca de la trucha en Galicia y se cerrará cuando se agoten los permisos diarios disponibles anualmente según la posibilidad calculada.

c).- ACTUACIONES DE MEJORA:

Con frecuencia la gestión de la pesca en un coto se ha de enfrentar principalmente a la mejora de las poblaciones piscícolas ó de su medio vital. Esta mejora de las poblaciones piscícolas se pueden abordar desde dos alternativas diferenciadas. Por una parte se puede proceder, para la mejora de las poblaciones piscícolas, a una actuación directa sobre las mismas: introducción de nuevos individuos en la población (repoblaciones piscícolas), construcción de arroyos de alevinaje, etc. Otro modo de actuar seria mediante la mejora del medio en el que viven las poblaciones piscícolas, si es que el medio existente supone una limitación para el óptimo desarrollo de dichas poblaciones.
Otro tipo de actuaciones de mejora en la gestión de un coto de pesca son las encaminadas a dotar a las zonas adyacentes al lugar de pesca de unas mínimas infraestructuras de servicio como pueden ser pistas de acceso, aparcamientos, refugios, etc.
Para la planificación de las diferentes actuaciones de mejora a realizar en el coto de pesca, es necesario un conocimiento detallado de las poblaciones piscícolas y de su medio; a partir de este conocimiento se diagnostica la problemática existente y se diseña el plan de actuaciones a realizar.
El último paso después de haber implementado las actuaciones de mejora consiste en el seguimiento y evaluación de los resultados obtenidos con las diferentes actuaciones de mejora realizadas, así como la detección y consiguiente corrección de los posibles errores cometidos. Muchas de las mejoras realizadas habitualmente en ordenaciones piscícolas carecen de registros y evidencias cuantitativas que evalúen sus resultados. El modo de evaluación de la efectividad de las diferentes actuaciones de mejora realizadas consistirá en observar la evolución de las poblaciones piscícolas y de los resultados obtenidos en el ejercicio de la pesca después de haber realizado dichas actuaciones de mejora.

c1).- Mejora de las poblaciones piscícolas:

En este tipo de mejoras se incluyen actividades diversas encaminadas a recuperar poblaciones piscícolas que se encuentren por debajo de su tamaño ideal.
Las repoblaciones piscícolas son un método de mejora de las poblaciones piscícolas que pretende, mediante la introducción de nuevas poblaciones en un medio fluvial determinado, conseguir que la población piscícola llegue rápidamente a su tamaño óptimo. Pero las repoblaciones piscícolas tienen una serie de condicionantes que pueden hacer plantearse si una repoblación piscícola es el método más adecuado para llegar a un tamaño de población piscícola ideal.
Las repoblaciones mal planteadas, han demostrado unas veces en un plazo muy corto de tiempo y otras a largo plazo, su efecto perjudicial en el sistema hidrológico donde se han llevado a cabo. Muchos pescadores habrán constatado la pérdida de calidad de la pesca, en tramos que se sabían asiduamente repoblados.
Pero no es fácil hacer entender a los neófitos en el tema, o a aquellos que no lo desean, que una repoblación pueda hacer disminuir la densidad de peces, cuando están viendo que los ríos se canalizan, cuando ven que se están vertiendo en ellos grandes cantidades de productos nocivos, cuando miran como su río se queda seco por culpa de una presa, etc.
Bueno, pues aunque el efecto de una mala repoblación, no es tan evidente como cualquiera de los anteriores, es un efecto con mucho peso específico, en el desequilibrio de una población de peces y por tanto en el ecosistema que la engloba.
Efectos perjudiciales generales:
1. La pérdida de biodiversidad, es decir, disminución de la variedad de especies o incluso su desaparición.
2. La introducción de epizootias (enfermedades infecciosas y muy contagiosas ajenas al medio en cuestión), además de otras enfermedades más comunes pero no por ello menos importantes.
3. La pérdida de la pureza genética y por tanto disminución de la capacidad de supervivencia, esta podríamos englobarla dentro de la pérdida de biodiversidad, pero sus sutiles y especiales efectos, aconsejan citarla por separado.
4. Una grave disminución en la cantidad de la pesca, debido a la disminución de la densidad neta de peces y a la pérdida del carácter salvaje de los mismos.

Algunos efectos perjudiciales específicos:

    • Repoblaciones con huevos de especies salvajes:
      - Aumenta el riesgo de alterar las frezas naturales.
      - Debilita a los adultos manipulados, haciéndolos más vulnerables frente a enfermedades y depredadores.

    • Repoblaciones con huevos de especies domésticas:
      - Aumenta los riesgos de introducir enfermedades o individuos de dudosa calidad, en función de las garantías de los centros de origen.
      - Puede provocar alteración en las frezas naturales.
      - Los fallos en el cálculo de individuos a repoblar, pueden provocar elevadas mortalidades en diferido, debido a problemas de competencia intraespecífica.

    • Repoblaciones con alevines:
      - Aumenta los riesgos de introducir enfermedades o individuos de dudosa calidad, en función de las garantías de los centros de origen.
      - Los fallos en el cálculo de individuos a repoblar, pueden provocar elevadas mortalidades en diferido, debido a problemas de competencia intraespecífica.

    • Repoblaciones con ejemplares de talla legal pescable:
      - Aumenta mucho más los riesgos de introducir enfermedades o individuos de dudosa calidad, en función de las garantías de los centros de origen.
      - El rápido aumento de los peces pescables en el río, provoca dos efectos muy definidos y a la larga muy graves; el primero y de forma general, si las repoblaciones se efectúan en época de pesca, provoca una elevada concentración de pescadores en la zona, dada la facilidad de captura de estos peces, pero esta facilidad se traduce en un rápido descenso de esta densidad y crea un elevado malestar entre los mismos pescadores que se traduce en grandes presiones para conseguir nuevas repoblaciones, provocando un bucle de repetición de consecuencias desastrosas.
      El segundo afecta a las poblaciones locales, de tal manera que, estas concentraciones localizadas de peces de considerable tamaño, sobre todo en ríos pequeños y con tallas medias no muy grandes, provoca un desajuste en la distribución de tamaños, ya que estos peces aunque no pueden competir con peces naturales de su misma talla, si desplazan a los individuos más jóvenes. Esto se traduce en un aumento de las bajas de las clases inferiores naturales y en un reclutamiento menor para los años sucesivos. Por tanto cuanto más tiempo permanecen los peces repoblados en el río, más disminuirá la densidad de peces naturales en años sucesivos.

    • Repoblación con grandes ejemplares, como reproductores:
      - Aumenta mucho más los riesgos de introducir enfermedades o individuos de dudosa calidad, en función de las garantías de los centros de origen.
      - Pueden provocar alteraciones en las frezas naturales.
      - Pueden provocar una retrogresión de las poblaciones naturales.

Además, según ARIAS, J, RODRÍGUEZ, S., SÁNCHEZ. L. & MARTÍNEZ, P., (1993), las repoblaciones piscícolas con trucha común en los ríos gallegos tienen una baja viabilidad, y no contribuyen a aumentar el tamaño efectivo de la poblaciones piscícolas. Esto es debido principalmente a factores ambientales (falta de desarrollo muscular) y genéticos (falta de selección en piscifactoría) que son la única explicación existente para la gran mortalidad que se produce normalmente después de la liberación de los individuos repoblados.

c2).- Mejora del hábitat fluvial:

A medida que pasan los años aumenta la presión pesquera en las aguas continentales, así como la necesidad de preservar la riqueza piscícola, mediante un ordenado aprovechamiento de los recursos renovables acuáticos.

Por otra parte, existen en muchos de nuestros ríos numerosas alteraciones que limitan la capacidad biogénica potencial de un ecosistema acuático, como son los diferentes tipos de vertidos (industriales, urbanos y agrícolas), cortas de vegetación ripícola, regulación de los caudales del río, dragados, incendios forestales, movimientos de tierras entre otros, los cuales afectan directa o indirectamente a la calidad exigible del agua al alimento, al refugio, a las zonas de freza y a la relación natural de rápidos – pozas.

No existen recetas de cocina, es decir, los sistemas descritos en la abundantísima bibliografía especifica deben ser escogidos según muchos factores:

    • Características del río.
    • Grado de degradación.
    • Factores climáticos.
    • Disponibilidad presupuestaria y de personal cualificado.
    • Etc.

Como premisa fundamental, la recuperación de un tramo fluvial degradado debe tener como objetivo reconstruir las condiciones iniciales en la medida de lo posible. Por ello una parte importante de la mejora del hábitat de los ecosistemas fluviales debe comenzar en la restauración del hábitat fluvial imitando los procesos naturales del propio río.

Antes de iniciar cualquier tipo de trabajo de restauración del hábitat fluvial se deberá conocer todos los factores limitantes para las poblaciones piscícolas que se quieran mejorar. También se deberá conocer la dinámica particular del río, es decir, caudales máximos anuales, caudales mínimos entre otros. Una vez conocidos todos los condicionantes que alteran las condiciones naturales del río, se intentará evitarlos o en su defecto mitigar sus consecuencias. Además, antes de realizar cualquier mejora, dentro del cauce fluvial, debería de comprobarse que la calidad del agua sea la adecuada para la vida de las poblaciones piscícolas según viene recogido en la normativa vigente. Hay ríos en los cuales existen condiciones idóneas de calidad del agua, de temperatura, de pH, de alimento pero carecen de suficiente cobertura y refugio para sostener la capacidad potencial de peces.

Una vez cumplidas estas premisas se actuará en la estabilización de las márgenes y riberas recuperándolas mediante vegetación ripícola propia de la zona, cuando estas se encuentren estabilizadas se procederá a las mejoras en el cauce. Dichas mejoras consistirán en fomentar las zonas de refugio y cobertura, mejorar la cantidad de alimento (macroinvertebrados), mejora de las zonas de freza de los salmónidos y una adecuada relación de rápidos – pozas.

MEDIDAS PREVENTIVAS:

“Es mejor prevenir que curar”. Mejor, más barato y más efectivo. En nuestro caso, por tanto, se trata de evitar actuaciones destructivas que muchas veces son dudosamente necesarias. Caso de tener que efectuar actuaciones sobre los ríos (planes de encauzamiento especialmente), debe exigirse al organismo promotor que desde la fase de anteproyecto incluya un Estudio de Impacto Ambiental, que fije la verdadera necesidad de la obra, las posibles alternativas y la adopción de medidas correctoras.

En cualquier caso, hay varias actuaciones que deben evitarse en la medida de lo posible:
  • Corta de Meandros.
  • Trazados totalmente rectilíneos y sin presencia de vegetación.
  • Sustitución de márgenes por muros de hormigón o escollera hormigonada, con nulas posibilidades de tratamiento posterior.
  • Ensanchamiento exagerado de cauce, con la consiguiente dispersión de la lámina de agua.
Los diferentes tipos de tratamientos o técnicas de mejora se han agrupado en dos clases:
  • Estabilización de riberas y orillas.
  • Tratamientos y estructuras dentro del agua.
Esto no quiere decir que los tipos de tratamiento sean excluyentes. Muy al contrario, un proyecto de mejora de hábitat debe contar, frecuentemente, con ambos tipos de técnicas, combinándolas de forma adecuada.

Estabilización de riberas y orillas:

Es frecuente que sea necesario estabilizar las orillas y riberas por estar desprovistas de vegetación y ser susceptibles a la erosión del agua.

Los cauces bordeados con abundante vegetación arbórea y arbustiva presentan en general una relación anchura / profundidad más pequeña que los desprovistos de esta vegetación. Cuando las orillas están bien protegidas por la vegetación, la corriente en momentos de avenida tiende a erosionar más el lecho del río que los taludes laterales, creando así tramos poco sinuosos, de cauces encajados y estables. Cuando falta esta vegetación de orillas la corriente erosiona, además del lecho, las partes laterales del cauce, ampliando progresivamente su anchura con la consiguiente disminución del calado, creando tramos más sinuosos, divagantes e inestables (VAN HAVEREN Y JACKSON, 1986).

Estas técnicas consisten en dos etapas: una primera de estabilización mediante estructuras y una segunda de revegetación. Debe huirse de sistemas que no permitan la posterior ejecución de trabajos de revegetación. Asimismo, cuando se proyectan labores de recuperación fluvial, debe evitarse dar una excesiva anchura al cauce, lo que genera una dispersión indeseable de la lámina de agua. En cuanto a las técnicas que permitan estabilizar las orillas y una posterior revegetación, tendríamos éstas:
  • ESCOLLERAS DE PIEDRA: las escolleras tienen la ventaja de ser muy efectivas en cuanto a la sujeción de taludes sobre todo en ríos de cierta entidad, permitiendo cierta posibilidad de tratamiento: por ejemplo, estaquillado con salicáceas en los intersticios de las piedras.
  • EMPALIZADAS DE MADERA: la empalizada se realiza con estacas de madera (material muerto), entrelazando estacas verticales y horizontales, clavándolas de forma que queden sujetas al terreno; los huecos se rellenan de grava y pueden colocarse fajinas de salicáceas.
  • ENTRAMADO “KRAINER”: los entramados “Krainer” consisten en troncos redondeados clavados y otros troncos transversales colocados de forma alterna, rellenándose de grava y tierra; también se combina con fajinas de salicáceas o estaquillados (ya comentados anteriormente).
  • GAVIONES: los gaviones son acúmulos de gravas atadas con alambre, tela metálica o geotextil; los gaviones se utilizan en protección de taludes, construcción de deflectores, etc., en combinación con materiales vivos (sauces especialmente).
Revegetación:

Como premisa general, siempre deben utilizarse las especies de la zona. Para ello la recolección de material vivo debe efectuarse en las proximidades siempre que esto sea posible, antes de recurrir a productos de vivero. En cuanto a las labores de revegetación, hay que incluir todos los estratos: arbóreo, arbustivo y herbáceo.
  • Siembras:
    Las siembras en taludes de tierras deben incluir las especies más adecuadas según la zona, incluyendo en la mezcla determinadas especies arbustivas; la realización de hidrosiembras (donde se añaden determinadas sustancias nutritivas) puede ser interesante en casos en que se pretende un rápido crecimiento.
  • Tratamientos con Salix:
    El género Salix, sauces o mimbreras (Salix sp.) son especies muy utilizadas en la revitalización de ríos, en nuestro caso utilizaremos preferentemente Salix atrocinerea. En la época de “parada vegetativa” (entre diciembre y febrero), se cortan varas o estacas de longitud variable, tomadas siempre del lugar más cercano posible. La colocación de las varas debe hacerse inmediatamente, aunque también existe la posibilidad de enterrar las varas en arena húmeda hasta que brotan, con lo que el éxito es mayor. Existen varias formas de colocación:
    • Clavado de estaquillas: las estaquillas pueden colocarse entre los huecos de escolleras de piedra o directamente en taludes de tierras; las estaquillas pueden apuntarse para favorecer su clavado en el talud o los huecos de la escollera.
    • Extendido de capas de varas: en el talud a tratar se clavan estacas de madera (material muerto), colocándose las varas de sauce en dirección a la corriente. Las varas se afianzan con alambres a las estacas de madera. El conjunto se cubre con una capa de tierra de 2-3 cm de espesor. Este sistema da una capa muy densa de sauces cuando se desarrolla.
    • Fajinas: las fajina son manojos cilíndricos de varas de sauce, atadas con alambre. La longitud de estas fajinas es variable, según la disponibilidad del material y las exigencias. Las fajinas pueden colocarse en el interior de entramados y empalizadas, o quedar protegidos por piedras, tal como se ve en las figuras.
  • Especies arbóreas:
    Las especies arbóreas más extendidas son el aliso (Alnus glutinosa) y el chopo (Populus sp.), aunque también se usan otras como el fresno, el olmo, etc. La plantación de árboles debe siempre realizarse afianzándolos con sistemas de anclaje, para evitar que sean arrastrados por las crecidas. Es importante recuperar una cubierta vegetal en los ríos que no la poseen, por varias razones: evita el calentamiento del agua, aporta material orgánico imprescindible para los ciclos, las raíces crean refugios muy interesantes para la fauna piscícola.
  • Tratamientos y estructuras acuáticas:
    Las diferentes estructuras de mejora deberán proporcionar una población piscícola estable y próxima a la capacidad biogénica potencial. Según Otis (1977) debería existir una relación de rápidos- pozas al 50% ya que la trucha descansa en las pozas pero la zona más productiva de alimento son los rápidos. Aunque según Plats et al. (1983) el cociente entre las longitudes de los rápidos y remansos del río debe estar entorno a 0,4 para la trucha común. Para conseguir esta relación se emplean distintos tipos de estructuras como pequeños diques y deflectores. Estas estructuras deben diseñarse para el nivel de estiaje y emplazarse de forma que la corriente de agua tienda a discurrir hacia el centro del cauce con el fin de no erosionar los márgenes.
Los cauces degradados pueden recuperarse intentando generar:
  • Zonas hidrodinámicamente y granulométricamente variadas.
  • Zonas de refugio para la fauna.
  • Zonas apropiadas para la freza.
Las técnicas de tratamientos y estructuras acuáticas son también muy variadas, resumiéndose a continuación las que se consideran más interesantes:

DEFLECTORES: Los deflectores tiene como función guiar la corriente de agua hacia el centro, estrechando el cauce, con ello se aumenta la velocidad del agua (reducir la sección transversal del cauce a la mitad supone incrementar la velocidad del agua al doble). Además impiden la sedimentación en el lecho del cauce por la fuerza de la corriente. Por otra parte al conseguir agua más rápidas, más oxigenadas y un lecho del cauce sin sedimentos que taponen los intersticios de las piedras se conseguirá un aumento notable del alimento (tricópteros, plecópteros, efímeras, etc.). Existen distintos tipos de deflectores. Es interesante siempre que se haya ensanchado el cauce, ya que de esta forma se genera un cauce de estiaje.

PEQUEÑOS DIQUES: Para la creación de pozas se emplean los pequeños diques o represas de poca altura para evitar que retengan sedimentos y detritos los cuales colmatan los fondos, además deben permitir el paso de los peces. Estas pozas creadas aguas abajo proporcionarán refugio y descanso permitiendo la oxigenación del agua. Estos diques pueden construirse con diversos materiales (gaviones, piedras, troncos, etc.), y también combinando material inerte con material vivo (generalmente fajinas de salix).

CREACIÓN DE REFUGIOS: Los cauces sometidos a dragados y a regularización presentan un hábitat muy monótono y poco atractivo para determinadas especies. Existen determinadas técnicas para crear refugios y variedad de ambientes, casi siempre dando diferentes pendientes e instalando grande rocas intercaladas. La técnica utilizada en nuestro caso será la disposición de bolos y berruecos: las grandes piedras pueden soportar las fuertes crecidas sin ser arrastradas y representan cobertura y refugio para los peces y zonas de cría para los alevines. La disposición de bolos aislados o en grupos es, pues, una técnica sencilla y práctica para cualquier tramo de nuestro río. Si se disponen en las orillas, dejando estrechos huecos entre ellas para la plantación de estaquillas de sauces y chopos (rip-rap ecológico), permiten estabilizar los taludes de orillas y al mismo tiempo crear una gran cantidad de refugios y cobertura.

CREACIÓN DE ZONAS DE FREZA: En ocasiones, la falta de zonas de freza adecuadas puede ser un handicap importante para el desarrollo de poblaciones piscícolas. La “construcción” de frezaderos debe simular las condiciones de estos para una especie determinada. En el caso de los salmónidos, los frezaderos son graveras (diámetro de la grava entre 2 y 8 cm), de profundidad moderada (generalmente no superior a 30-40 cm) y velocidad de corriente media o rápida (entre 40 y 60 cm/s). Para la reconstrucción se excava el lecho del río (unos 60 cm), rellenándolo de grava del tamaño adecuado. Si existe temor de que la grava pueda ser arrastrada, en la parte inferior puede afianzarse con un dique transversal hecho de bloques de piedra.

Iván


Página visualizada el Martes, 16 de Abril de 2024 a las 22:02:17
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