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LUNES, 17-MARZO-2008

El secreto de un pescador de cebo

La pesca a cebo natural es una modalidad intensamente deportiva, donde el pescador tiene que demostrar habilidad y saber para obtener buenos resultados. Su práctica es un conjunto de maña, ciencia y técnica que supone un auténtico hechizo y el inicio mismo de la pesca, teniendo como principal divisa el respeto del medio ambiente. "Lanzar el cebo es una facultad. Pescar es un arte".

No hay secretos………o a lo mejor si.

De niño aprendí, de la mano experta de mi padre, muy rápido las técnicas básicas de la pesca y lo que comenzó como un juego más me convirtió en un verdadero apasionado por esta afición o deporte. Pero una cosa es echar la caña y otra, bien distinta, es pescar. Cuando experimenté por vez primera la picada de una trucha, el violento tirón y las sacudidas incesantes en la caña supe que estaba atrapado en la pesca para siempre. Desde entonces no hay un día de mi vida que no tenga en mi pensamiento un río y una caña. Dicen que el camino se hace andando pues la pesca pescando, pero esto supone un duro aprendizaje, con muchos momentos de fracasos y desencantos. Las largas horas acumuladas de pesca y exploración me permitieron ir aumentando mis conocimientos, jornada tras jornada, temporada a temporada, encontré siempre algo nuevo que ver, admirar y aprender, y la pesca se me tornó en pasión, creando un lazo de sentimiento entre el río y yo que fue en constante aumento. Cuando empiezas de joven a ir al río al principio no pescas. Nadie dijo que esto sería fácil, pero hay que seguir, yo lo intente mil y una veces hasta que llegó un día que todo cambió; las enseñanzas de la práctica y la perfección de la técnica hicieron que mis métodos funcionaran y todo empezó a ir bien. Es una difícil mezcla de experiencia, sentido del río, elección y enfilada del cebo, paciencia y maña. Pero cuando crees que ya has descubierto todo, por arte de la naturaleza, una y otra vez, aparece ante ti una nueva experiencia y cada novedad es una ilusión cumplida, un triunfo a la perseverancia, una ventana abierta a la imaginación.

Siempre me gustó observar los movimientos del agua y nada me pasaba desapercibido. La superficie de un río es consecuencia inmediata de lo que ocurre en su lecho, bajo sus aguas no es posible saber lo que ocurre pero intuirlo si; distintas profundidades, cambiantes colores, diferentes fondos y otros matices te revelarán sus entresijos. El color del agua te puede indicar el cebo a emplear; aguas embarradas lombriz, aguas tomadas gusarapa y claras gusarapín. Empleo el sistema de cebo corrido, menos para saltamontes, mosca de la piedra y grillo que lo hago en superficie. Es importante conocer bien el río ya que, evidentemente, no son todos iguales y los mismos ríos pueden cambiar de año a año dependiendo mucho de las crecidas o incluso de las sequías, estos cambios serán determinantes para la pesca de la trucha. Se debe seguir el curso del río hasta dar con el lugar adecuado. Una buena observación te irá descubriendo lo mejor del río. Hay que saber cual es el mejor recodo, la mejor orilla, el mejor comedero o sea la mejor tirada. Los mejores lugares son aquellos donde la corriente cambia y crea líneas entre aguas rápidas y más lentas, y donde choca con obstáculos, piedras, raíces y forma chorreras con caídas más o menos estrepitosas y pozos entre rocas. Las truchas no están nunca en la correntada, sino apostada siempre detrás de algo, esperando que le llegue el alimento. Leer las aguas, significa también, entender a las truchas. Porque no basta con saber sus costumbres, hay que interpretarlas e intimar con el ambiente y ponerse en su lugar, para luego proceder como pescador. La pesca implica disposición, el pescador que sigue unos criterios honestos y apropiados logra lo que otros solo sueñan. "Abuelos, padres y tíos, de los buenos manantiales, se forman los buenos ríos."

Hay que leer el viento que nos trae aromas indicativos. El viento del sur, si es nuevo, mala pesca, si persiste en días, esta, mejora. Niebla en la montaña pescador en la cabaña. Si llueve, cuando para, es muy buen momento para pescar, si llovizna es lioso, pero provechoso. Con granizo me voy sin pescar, pero con nieve aguanto. Mejor nublado que despejado. Con tiempo asentado de calor son buenos los amaneceres y atardeceres. La trucha barrunta los cambios de tiempo y a veces aumenta su actividad. Mucho frío, mucho calor, mucha lluvia, mucho viento; todos los extremos del tiempo son aciagos para la pesca. Con luna llena mala pesca pero mejora con el menguante. Con tormenta es peligroso pescar, la caña puede hacer de antena, también el agua y los árboles tienen la propiedad de atraer el rayo, mejor esperar que escampe. El mejor momento para pescar es cuando a uno le parece y, generalmente, esto a mi me ocurre en las primeras horas del día, al amanecer; Cuando el sol rompe el cielo con su luz y el día empieza a manifestarse en un espectáculo natural y hermoso, el pescador cobra su primer y prodigioso trofeo ……… el amanecer.

Me acostumbre a poner oído a cualquier sonido diferente al rumor del agua. El canto de un pájaro es señal de tranquilidad en el ámbito, a si como el reptar de culebras o lagartos. Por cierto, cuando las reptiles salen suele ser buen momento de pesca. No hay que esperar que pasen cosas hay que ser activo y procurar que sucedan, pero, eso si, con cautela, para la trucha somos un depredador y en cuando nos detecte se ira y perderemos la ocasión de pescarla, hay que ser silencioso en la aproximación, moderado en el movimiento y exacto en el lance. La trucha solo puede oír el sonido por las vibraciones en el agua, por eso hay que evitar meterse en el río y de hacerlo caminarlo muy lento evitando tropezones, tiene una visión monocular, con cada ojo puede centrarse en un objeto independientemente, consiguiendo así un campo visual panorámico versátil, no proyectar nunca tu sombra en el río, es importante saber que siempre come contracorriente, por eso hay que procurar pescar río arriba. El color de la ropa no es tan esencial como las tiendas proclaman, no hace falta que sea de camuflaje como la del ejercito, con que mantenga los colores que nos rodean es suficiente, verdes y marrones suelen ser los más comunes, desechar amarillos y rojos por que son los que mejor distinguen los peces. "Ningún pescador de caña ni molinero de viento necesita escribano para hacer testamento".

Es importante tener actitud positiva, si no pescas saber disfrutar por igual del río, ser perseverante, mejorar la técnica y si a lugar aprender de los que saben más. Hay que tener afición e insistir. La caña y los aparejos tienen que estar bien dispuestos, la enfilada tiene que hacerse con suma delicadeza y precisión, el cebo quedará clocado en el anzuelo perfecto de forma que la paleta del anzuelo jamás se vea, si la ve localizará el nudo y por prolongación la tanza, por ahí, la trucha, nos descubrirá el engaño, del arponcillo en adelante lo confundirá con una pata más o parte del cebo. El anzuelo debe adecuarse al cebo. El cebo es el que engaña, que no el pescador ni la caña, por ello hay que vigilar su deterioro cada poco. Saber el momento de mayor posibilidad de pesca es importante, nos podemos ayudar de las tablas solunares y de la actividad que descubramos en el río y en todo el entorno. No existe un cebo especial que funcione en todos los casos, siempre dependerá de varias circunstancias, pero si tuviese que darme con uno solo, este, sería el gusarapín. El cebo hay que presentárselo tal cual ella lo espera, navegando por el agua o arrastrado por la corriente como el natural, como el que esta diariamente comiendo. Por ello es importante plomar adecuadamente, según lo demande la fuerza de la corriente, si se emplean plomos de bola no apretar mucho, se dañara la tanza, elegir blandos o semi-blandos. No hay que tener miedo a perder el aparejo, hay que arriesgar en los lances, hacerlo debajo de la maleza, entre rocas y raíces si pensamos que ahí están comiendo. Si la vegetación nos impide hacer tirada, recogemos caña y tanza, colamos el puntal por cualquier hueco y posamos el cebo donde presumimos que esta la pintona esperándolo, nunca rompas la rama que te estorba, esquívala, no hay tirada imposible para el pescador de cebo aunque a primera vista nos lo parezca. "El pescador de caña requiere paciencia y maña. "

La trucha es un animal activo, vivaz, desconfiado, rápido y que siempre busca las aguas más oxigenadas. La trucha común, salmo trutta fario, que muchos llamamos pintona, es la autóctona de nuestra tierra, es muy escasa en los ríos, hay que aprender a diferenciarlas de las repobladas, más abundantes y que es lo que casi todos pescamos hoy en día. Es importante, estar tranquilos y confiados en lo que hacemos. Dominar los nervios, te hará ser más efectivo. La caña de 5 m. o un poco más, será ligera y flexible, de fibra de carbono va bien. El cebo tiene que ser el final de una armoniosa cadena que comienza en el cerebro y pasando por el brazo, la caña y la tanza concluye en al agua y concentra en el anzuelo todo tu saber. Hay que mantener la concentración para clavarla en el instante que toma el cebo si es a gusarapín, a gusarapa y maraballo cuando tira de la tanza, a lombriz en el momento de mascullarla y a saltamontes, mosca de la piedra y grillo justo en el momento que los ataca. Es un juego de habilidad y reflejos. No actúes con tibieza o a destiempo propiciaras la huida de la trucha. Si has hecho bien la clavada la pescaras por el labio, si la vas a devolver desanzuela con cuidado y no tengas la trucha fuera del agua más de dos minutos, sufrirá daños irreversibles. No compres cebos vivos, cógelos tú, es una actividad más de la pesca. Ya con el cebo en la corriente mantén la tanza entre los dedos y con la tensión precisa para diferenciar los tropiezos con piedras y demás obstáculos de las verdaderas picadas. La picada más pequeña puede pertenecer a la trucha más grande. En la lucha por sacarla hay que mantener la tirantez necesaria, pero disminuirla cuando la pelea lo requiera, el buen pescador ciñe a las del pez sus acciones, atrayéndole poco a poco, sin forzar, no hay que acelerar nunca la traída es cuando más truchas se pierden. Jamás pidas ayuda a otro pescador para sacar una trucha, la pelea es entre los dos. Nunca desesperes cuando una trucha se libere, hay que saber perder, sonríe ante su bravía. Ninguna trucha rompe la línea, la rompe el pescador. Su hidrodinámica anatomía está diseñada para vencer al río no a la caña. Si usamos carrete, el freno estará ajustado para que suelte tanza antes de que termine su resistencia. "La suerte del pescador pende de un hilo que al final tiene un alambre torcido."

La pesca es uno de los más bellos y apasionantes deportes y una de las más sanas y hermosas aficiones que nos ofrece un gran momento de esparcimiento y relajación. Pescar a cebo es un más arte que ciencia. Un buen pescador/a es un romántico que está enamorado de la naturaleza, que trata a los demás pescadores, pesquen a la modalidad que pesquen, con el mismo respeto que el solicita y se identifica con las mismas ilusiones y necesidades, no viendo nunca en el otro a un enemigo sino a un compañero con la misma afición o deporte. El mejor pescador no es el que coge más y mayores truchas, ni el que tiene mejor equipo, ni el que va a los mejores cotos, sino aquel que disfruta viendo pescar a otros, aquel que comparte un consejo o te ofrece la bota de vino, el mejor pescador es el que va a al río a disfrutar de la naturaleza, pescar y hacer amigos. Sin río no hay nada, por ello cuidar la limpieza del lugar donde se pesca es fundamental así como cumplir las normas, auque no se este de acuerdo con ellas. Se puede aprender más en un día que no se pesca, que en varios que se coge el cupo. Si obtienes algún provecho de todo esto me alegraré pero quiero que sepas que aprenderás muchas más cosas por tu cuenta. Hay muchos pescadores y cada uno va adquiriendo sus secretos. Saber algo es a veces importante pero compartirlo lo es siempre. Cuando no pican de ninguna manera, pon la gorra con la visera hacia detrás, las truchas creerán que marchas y morderán confiadas. Parece broma, y lo es, en el río hay que alentarse con sentido del humor y si hace falta reírse de uno mismo. "El pescador de caña, más come que gana."

Recuerda siempre que pescar a cebo es hacer deporte y que la pesca significa muchas otras cosas a parte de la difícil y complicada tarea de capturar pintonas. Es ir al río a gozar y de paso a pescar, es apasionarse con el ruido permanente de sus aguas y aprender de sus silencios y murmullo, disfrutarle y al mismo tiempo respetarle para que mañana sea igual que hoy. En cuanto el silencio invade el mundo y el pescador, absorto en su faena, deja viajar su pensamiento por las corrientes del río, la terapia esta en marcha, no hay nada igual, nada. Cuando una gota de rocío te refleje una luz especial, párate y observa, no te ciegues con las grandes pretensiones de la pesca o no veras estos pequeños detalles que, a pesar del ajetreo, quedaran grabados para siempre en tu alma. Y a veces con eso basta. Quiero que sepas, también, que en el río siempre habrá alguien más capacitado y sabio que tú y que yo.

Cultura ribereña. Secreto de pescador

Por todo esto, compañero de afición, quiero que compartas el misterio menos guardado de este siempre aprendiz pero veterano pescador.

"La experiencia es mi secreto para lograr una buena pesca"

La pesca es casi como la poesía; hay que nacer pescador. (I. Walton)

Lachis


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