Ni el intenso calor ni los ríos altos desaniman a los pescadores que, en buen número, siguen saliendo a pescar a los ríos regulados que per manecen abiertos durante el mes de agosto.
Tanto el Porma, ligeramente alto, como el Orbigo y el Sil discurren en buenas condiciones, si bien en este último resulta sofocante pescar durante las horas centrales del día.
El Esla, sin embargo, sigue bajando muy alto y con las aguas muy frías, por lo que la afluencia de pescadores es menor salvo en la zona libre sin muerte de Villómar, donde concurre un buen número de aficionados, especialmente por debajo del azud que alimenta el canal del Porma.
Tanto en este río como en el Órbigo y Sil al sereno, comienzan a moverse las grandes truchas. Bien a mosca ahogada, bien a seca, los aficionados pueden conseguir con suerte ejemplares que superan el kilo de peso.
El problema de los serenos es que duran poco y hay que aprovechar el tiempo. El auténtico sereno comienza tras la puesta del sol y finaliza cuando apenas se ve, si bien la normativa establece un horario que nunca debe superar una hora después de la puesta oficial del sol.
Los cotos intensivos de Marne, La Bañeza y Ponferrada permanecen abiertos y funcionan a pleno rendimiento. En estos acotados el cupo sigue siendo de seis truchas por pescador y día, pero lo cierto es que muy pocos aficionados consiguen dicho cupo. Los Servicios de la Junta afirman que depositan semanalmente un número de truchas, procedentes de la piscifactoría de Vegas del Condado, acorde con los permisos que se expiden, la misma cantidad en Marne que en los otros dos acotados juntos, ya que también dobla el número de permisos. Hasta la fecha, sin embargo, el coto intensivo donde mejor se está pescando es el de La Bañeza seguido de Ponferrada.