Tradicionalmente la pesca de ciprínidos, (los peces que carecen de dientes como barbos, bogas, carpas o tencas), emplea técnicas diferentes a la pesca de la trucha, especie que cuenta con mayor número de aficionados en León. Cuando hace años abundaban las bogas en los cursos bajos del Esla o del Órbigo, antes de que la invasión de lucios casi llegara a exterminarlas, era frecuente que, una vez cerrada la temporada truchera, los aficionados acudiesen a estas zonas para pescar bogas a mosca ahogada. Principalmente al atardecer y en las «raseras» de las tablas, las bogas se cebaban y entraban muy bien al mosquito, con lo que no era raro enganchar dos y hasta tres en la misma varada. Los barbos, sin embargo, solían pescarse a cebo natural, bien a lombriz en el invierno, a gusarapín en primavera o a ova en verano.
El barbo es un pez de fondo que llega a mover grandes piedras para comer las larvas que se ocultan debajo de ellas. Su robustez y resistencia le convierte en un adversario muy combativo en el momento de prenderse en el anzuelo. Un barbo de dos o tres kilos puede dar mucho juego a la hora de sacarlo a la orilla.
No es fácil capturar barbos, especialmente en los embalses donde este pez puede alcanzar dimensiones de hasta cuatro o cinco kilos. En el otoño, sin embargo, toma una gran actividad pudiendo vérsele en superficie consumiendo insectos de todo tipo. Es el momento de tentarlo a mosca seca. En los ríos suele ponerse a aguas someras, con escasa corriente. Su desconfianza natural y fino oído le harán refugiarse en las zonas más profundas si el pescador no se acerca con sumo cuidado. Son lances delicados y precisos que obtienen un gran premio, pues una vez prendido se comportará con tal bravura que, puesto en la sacadera y desanzuelado, será un placer devolverle la libertad. En los embalses puede pescarse desde embarcación o mejor desde orilla, siempre buscando las reculas de poca profundidad protegidas del viento, pues con ondas pica peor.
Además de las mencionadas zonas de los cursos bajos del Esla, por debajo de Valencia de D. Juan, o del Orbigo por debajo del Puente Paulón, que en estos días apenas arrastran caudal, se está pescando muy bien en el embalse de Ricobayo. Como consejo práctico en el bajo de línea será conveniente colocar un sedal del 18 o incluso del 20, pues de menor grosor lo van a partir con seguridad. Con la llegada del invierno y del mal tiempo ya será muy difícil la captura de barbos con mosca.