De siempre, su nombre se asoció a la caza. Seis campeonatos de España y un mundial de caza menor le contemplan. Pero los ríos de León lo han convertido y ahora guarda la escopeta en el armario y coge la caña.
Seis campeonatos de España y un mundial de caza menor con perro le convierten en un mito en el deporte cinegético. Es un hombre menudo, pura fibra, de sonrisa abierta haciendo juego con el brillo de sus ojos. Natural de Cabezamesada, (Toledo) nos lo imaginamos con la mirada perdida en la campiña manchega, buscando la patirroja mimetizada en los terrones arcillosos o en las viñas teñidas de otoño. Adivinando la querencia de la brava perdiz mesetaria que arranca entre las cepas viejas casi tan rápida como el perdigón certero. Del Tragacete cazador poco hay que decir que no se haya dicho, pero ahora está en León, invitado por el Grupo de Acción Local Cuatro Valles y el Proyecto Ninf@ Calidad, practicando su segunda gran afición, la pesca, aprendiendo y disfrutando en estos valles frescos y frondosos donde el rumor del agua serena el espíritu aventurero.
-Ismael, ¿más cazador que pescador?
Ambas aficiones se sustentan en la naturaleza, pero si he de ser sincero la pesca es mas bonita, porque te da la oportunidad de soltar y no matar.
-¿Defiende entonces la pesca sin muerte?
-No necesariamente. Respeto el derecho que tiene el pescador de disfruta de unas pocas truchas en la sartén, pero en ocasiones es preciso conservar. Yo mismo en muchas ocasiones he dejado de cazar perdices a poco de empezar la temporada porque me doy cuenta de que han criado mal. Conservar las especies que nos hacen disfrutar es cualidad del buen aficionado. Me doy cuenta, sin embargo, de que la prohibición total es negativa. He visto cotos con veda total donde la riqueza cinegética en vez de prosperar va a menos. La caza y la pesca son actividades naturales dentro de un orden. En León hay ríos y tramos que llevan años sin muerte. Habría que analizar y comparar para sacar conclusiones.
-¿Cómo empezó a pescar?
-Ya de niño, con un corcho, un sedal y una caña de bambú. Pescaba bogas y barbos en el río Riansares de Cabezamesada, mi pueblo. Había muchísimos, pero ahora está muy contaminado. La afición a la trucha fue mas tardía.
-¿Cómo ve los ríos de León?
-Relativamente bien si los comparamos con los de otras provincias. Los paisajes son incomparables y truchas, aunque menos que antes, sigue habiendo. Con un poco mas de vigilancia y cuidado podrían mejorar. Me dio pena, por ejemplo, encontrarme todo un quitamiedos en medio de un río de agua cristalina. No cabe duda de que es un gran recurso turístico, pero habría que cuidarlos mas. Los cormoranes por ejemplo, todos me hablan de ellos. Por mi tierra también son un problema.
-¿Sigue compitiendo en la caza?
-Nunca lo he dejado, pero los rodamientos ya no funcionan como antaño. El año pasado no pude clasificarme. Me ganó un chico que 33 años. Yo, que justo le doblo la edad, maté el cupo igual que él, pero se me adelantó en el control.
-Usted aprendió de su padre, ¿quién seguirá la tradición?
-Tengo tres hijas y he intentado aficionarlas al campo. Una porque había muchos pinchos y cardos, otra que los mosquitos, tal vez una de veintitrés años que es periodista. Y mi nieto. Con tres años ya lo saqué al campo. Matamos un conejo y no se asustó.
-Volvamos a la pesca, ¿qué técnicas utiliza?
-Pesco a cucharilla generalmente. Me gusta por la precisión en el lance y porque hay que caminar y buscar la trucha. En León, sin embargo, suelo pescar a mosca ahogada. Clavar la trucha en superficie es muy emocionante.
-¿Quiere añadir alguna cosa?
-Sí, estoy inmensamente agradecido a la organización por haberme invitado. Lo estamos pasando realmente bien, además me han puesto un guía Roberto, con el que estoy aprendiendo mucho. Me iré con la sensación de dejar muchos amigos en León. De las cosas que me enseñó mi padre hay una que siempre recuerdo, hay que ir abriendo caminos. Valga como ejemplo esta anécdota: El otro día en un bar de Vegacervera una persona me conoció. Tras saludarme se fue a casa (eran las dos de la mañana) y volvió con su hijo para que me conociera. A la vida solo le pido tiempo para seguir disfrutando de todas estas cosas.